lunes, 15 de abril de 2013



Cuentos Motor 

“PAQUITO EL PAYASO”

PAQUITO EL PAYASO

¡Hola! Me llamo Paquito  y soy un payaso. Lo que más me gusta es hacer reír a la gente. ¿Vosotros sabéis hacerlo? Es muy fácil, tenéis que hacer cosas graciosas como por ejemplo; hacer que os caéis, que os chocáis (hacer estas dos acciones y otras que creen los alumnos)... y así la gente ríe y ríe sin parar.
Los payasos también hacemos muchos gestos con la cara ya que imitamos varios sentimientos... Por ejemplo si estamos muy contentos reímos a carcajadas (imitar una carcajada bien potente), otras veces hago que estoy triste (poner cara triste y llorar), también hago burla (hacer vibrar la lengua), y otras situaciones tengo frío (tiritar).
Ha llegado la hora de prepararme para la actuación. ¿Me ayudáis a vestirme? Primero me tengo que poner los pantalones muy, muy grandes (hacer el gesto con los brazos de pantalones muy amplios). Metemos primero una pierna con cuidado y después la otra (hacer que nos ponemos el pantalón). A continuación nos ponemos la camisa de colores con una pajarita enorme (tiramos de los dos lados de la pajarita). Como podéis observar toda mi ropa es muy grande, para parecer más gracioso. Queda lo más difícil, ponernos los zapatos y cuidado al andar (nos colocamos los zapatos)
Por último, nos pintamos la cara. Nos hacemos dos círculos en los ojos, uno en cada (hacemos  que nos pintamos). La nariz nos la coloreamos de rojo y la boca la pintamos alrededor.
Y para terminar nos ponemos la peluca y el bombín.
¿Oís? Ya nos toca salir a actuar. ¡Con todo ustedes Paquito el Payaso!


HE AQUÍ EL DOMADOR

“CUENTO MOTOR: HE AQUÍ EL DOMADOR”
(20 min.)

OBJETIVOS
  • Escuchar atentamente y dramatizar las diferentes escenas que indica el cuento.

MATERIALES Y RECURSOS
El espacio abierto del aula.

DESARROLLO
La maestra contará este cuento motor a los niños para que lo vayan dramatizando según la historia. Ella irá haciéndolo también para que los niños lo puedan copiar.
¡HE AQUÍ EL DOMADOR!

Érase una vez un niño que se llamaba…(decir todos los niños de la clase) y que tenía vuestra edad, más o menos. A este niño, desde que nació, desde que era pequeñito pequeñito y estaba en la barriga de su mamá, (nos agachamos y nos tumbamos simulándolo) le gustaba jugar a ser animales. A veces hacía que era un gato (miau…miau…) e iba dando zarpazos; otras veces, pensaba que era un perro (guau…guau…), incluso hacía pis como ellos. También le gustaba volar como los pájaros y arrastrarse como las serpientes. ¡Y como los caracoles!, como los caracoles también, aunque eran muy lentos. (imitamos la forma de moverse y comunicarse de todos los animales)Pero los animales que más le gustaban del mundo… eran los leones (grrrrr…..). Como corrían y saltaban de un lado para otro, como se ponían a dos patas y volvían a correr. Pero sobretodo le gustaba como gruñían (nos convertimos en fieros leones).

Un día, este niño estaba con su mamá viendo la televisión, se estaba quedando dormido: bostezaba, se estiraba y se acurrucaba…cuando…¡de repente! (hacemos como si nos estuviéramos quedando dormidos) Oyó: ¡CIRCO, CIRCO! ¡VEN AL CIRCO Y DISFRUTA CON NUESTRO DOMADOR DE LEONES! ¡EL INCREIBLE, EL MÁS VALIENTE! ¡CIRCO, CIRCO!

El niño se levantó, gritó y saltó de alegría por toda la casa; cogió a su madre de la mano y se la llevó tirando hasta un asiento en la primera fila del circo, donde se sentaron a observar muy contentos (hacemos lo que nos índica el párrafo imaginándonos que llevamos a nuestra mamá de la mano).

En ese mismo instante, apareció el domador con su aro y su látigo. Tiraba el aro hacia arriba y lo volvía a coger, a veces se agachaba, lo tiraba y lo recogía. Así hasta 5 veces. Daba latigazos al suelo (zas, zas, zas…) ¡e incluso lo usaba para saltar a la comba! ¡Era espectacular! (realizamos las diferentes acciones).

El domador estaba muy emocionado con su actuación; tanto, que no se dio cuenta de que un león se había escapado de su jaula y sigiloso, muy despacio y en silencio, con la boca abierta… se acercaba hacia él (en este caso hacemos como si fuésemos el león y nos comportamos acechantes)

Nuestro niño lo vio y sin dudarlo ni un momento, saltó de su asiento, se puso delante del domador y … armado de valor, miró a los ojos al león, levantó un dedo y dijo: ¡QUIETO! (imitamos al niño). El silencio reinaba en el circo. ¿Qué pasará? Se preguntaban todos. El león cerró la boca y se sentó al lado de nuestro niño. Quieto, tranquilo y con la boca cerrada. Todo el mundo aplaudió y vitoreó a nuestro héroe. Entonces, el domador, que estaba muy asustado, se quitó su traje, lo dejó en el suelo y se fue. Nuestro niño, lo recogió: se puso los pantalones, la camisa, la pajarita, y la chaqueta (hacemos como que nos vestimos). Cogió el aro y el látigo y desde entonces ha sido el mejor domador de leones del mundo. ¡Ah! ¡Hasta se dejó bigote! Ha pasado un poco el tiempo y se ha hecho mayor pero… ¿Lo queréis conocer?













1 comentario:

  1. Hola, mejor si pones tu fuente. Estos cuentos son de la web http://amoverelesqueleto.webnode.es/
    Un saludo.

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